Internet, la tablet y un abuelo “de payés” que nunca dejó de aprender

La historia de Josep Maria Vives, un jubilado payés de Ciutadilla (Lleida) que siguió aprendiendo gracias a que la red e internet llegaron a su masía.

Mi padre, Josep Maria Vives, es el típico payés, ya jubilado, de 84 años. De esos que han trabajado toda la vida en el campo, de sol a sol, y que apenas estaba en casa para comer y dormir, lo indispensable. Siempre ha sido un hombre activo y trabajador, inquieto, curioso y, a pesar de estar siempre ocupado, le gusta encontrar tiempo para seguir aprendiendo sobre cosas del campo, de historia, de política, de cómo hacer ingenios y artilugios para el trabajo. De joven incluso hizo un curso de radio a distancia, con lo que suponía en aquellos tiempos!

Los payeses nunca se jubilan del todo… y con internet, menos 

Años antes de su jubilación, su hijo mayor tomó las riendas del campo y él no sabía estarse en casa sin hacer “nada de provecho”. Algo se entretenía con ver la tele, leer algún libro o escribir un poco de poesía, afición que hace tiempo que practica.

Nosotros, su familia, no sabíamos cómo se tomaría el momento de la “jubilación total”, cuando por motivos físicos ya no pudiera ayudar en el campo, ni ir al huerto, que tanto le gustaba, y que tuviese que estar en casa muchas horas, ¿acaso se aburriría, se agobiara, perdería su vitalidad, sus ganas de hacer y aprender? ¿Qué haría tanto tiempo sin trabajar, un hombre acostumbrado prácticamente a sólo trabajar? Nos preocupaba…

Al cumplir  75 años (2011) decidimos regalarle una tablet, pensando que le serviría para leer la prensa y posiblemente entretenerse un poco. Él nunca había tenido ninguna relación con la informática, con ordenadores ni con las nuevas tecnologías. Nosotros no teníamos muchas expectativas de que fuera a utilizarla demasiado… pensábamos que probablemente se sentiría abrumado con tanta “modernidad” y la dejaría olvidada en un cajón, igual que había hecho con otros artilugios anteriores, como el vídeo, que nunca aprendió a programar, o el fallido intento de que usase el ordenador. En resumidas cuentas, le regalamos la tablet por hacerle el regalo, sin grandes esperanzas puestas en ello.

Y sin embargo, nos sorprendió gratamente a todos: la tablet conectada a Internet le ha cambiado la vida y la jubilación. Ni los hijos, ni los nietos, ni su propia mujer tenemos ninguna duda al respecto. Ahora él tampoco. 

Con la tablet, Internet y un buen ancho de banda (tiene la suerte de que hay centralita telefónica en el pueblo y, por lo tanto, un ancho de banda digno), la vida de Josep Maria es completamente distinta al periodo pre-tablet. La tablet siempre está con él, encima de la mesa y, sobretodo, en el sofá. Se podría decir que es, prácticamente, un apéndice del sofá. 

Redes sociales, informarse, aprender con tutoriales

Lee las noticias en los distintos periódicos, sigue por las redes sociales las actividades de los amigos, conocidos y vecinos de la comarca, ve documentales del campo, de historia, de ingeniería y construcción, de ciencia, de política… Ahora mismo, la tablet es lo primero, y la televisión pasa a un segundo plano. 

Incluso ha construido, a partir de tutoriales de YouTube, varios artilugios mecánicos y de campo en su taller (todo buen payés, si además es medio herrero, tiene un taller de herramientas casi por obligación). ¡Le encanta aprender a hacer cosas con YouTube!

Además, publica las poesías que escribe en Facebook, lo que le ha permitido compartir con sus amigos y conocidos, a través de las redes, su gran afición.

Internet y la tablet son los co-protagonistas de la jubilación de Josep Maria. Hasta el punto de que si, por cualquier razón, no pudiera usarla nunca más, sería traumático, sería como un confinamiento. Como él mismo dice, la tablet (conectada a internet) es su compañía, su mejor amigo y su profesor. Todo en uno.

Trabajar en casa de los abuelos, aunque vivan lejos

Además, otro valor tan importante o más, de la conexión a internet es que le ha permitido estar más conectado a su familia, tener más cerca, a pesar de la distancia, a sus nietos, que ya hace tiempo que andan lejos, bien por estudios o por trabajo. Por ejemplo, cuando su nieta mayor, Emma, estuvo trabajando algunos veranos en el Reino Unido, podían verse y hablar por videoconferencia algunas noches y así mantener el contacto, estar cerca estando tan lejos. 

A todos los nietos les gusta ir a Ciutadilla a ver a los abuelos y ninguno pone pegas de conexión a internet. A Emma, que es profesora o a Marc, informático, a menudo les toca trabajar el fin de semana. Y eso también es posible desde casa de los abuelos. El nieto pequeño, Sergi (autor de la video entrevista y de las fotos), es estudiante de audiovisuales, suele usar con bastante frecuencia el ancho de banda del abuelo los fines de semana en el pueblo y dice que funciona de maravilla.

Es bien sabido que para evitar el deterioro cognitivo en edades avanzadas es importante “hacer trabajar al cerebro”. Josep Maria tiene la cabeza bien clara sus 84 años. Quizás su amiga, “la tableX”, como él la llama a veces, tiene algo que ver. Así que, para todos nosotros son muchos los beneficios que ésta conexión ha traído consigo.

Compartiendo red entre vecinos, como el agua…

La conexión ADSL de su casa se comparte con otros vecinos y vecinas del pueblo, y de otros pueblos vecinos que no tienen cobertura a través de WiFi gracias a la asociación Ciutadilla Guifi.net. Son pueblos que tienen tan solo 1 o 2 MB de ancho de banda, a veces vía ADSL, porque están lejos de la centralita telefónica. 

Para ellos, en los pueblos pequeños, compartir, y hacer las cosas comunitariamente, es lo más natural del mundo. Igual que de toda la vida existe  la comunidad de regantes del pueblo que autogestiona un bien común, el agua que baja por el río, desde hace 8 años existe la asociación Ciutadilla Guifi.net, que autogestiona otro bien común: la conectividad de vecinos del pueblo. El ancho de banda es como el agua. Quizà por ello al ir por internet se le llama navegar. Y si no e vero e ben trovatto 😉

Queremos dar un especial agradecimiento a Sergi Vives, nieto de nuestro protagonista, por proporcionarnos los vídeos de apoyo a la historia.